sábado, 19 de diciembre de 2020

El Significado Espiritual del Solsticio de Invierno

El aparente ir y venir del Sol entre los Trópicos de Cáncer y de Capricornio debido a los movimientos de la Tierra, y su paso por la línea del ecuador en dos ocasiones a lo largo del año determina las cuatro estaciones de la Naturaleza y, por supuesto, determina la vida de todos los seres vivos del planeta Tierra, incluyendo nuestras vidas. 

Dado que la vida de los seres humanos depende del Astro Rey, desde el pasado la mayoría de los pueblos y religiones lo han asociado a la Divinidad y todos los Maestros, Profetas o Avatares que a lo largo de la historia alcanzaron los más altos niveles de desarrollo espiritual como Cristo, Buda, Mitra, Horus, Dionisio, Huiracocha, Krishna, Quetzalcoatl, etc., siempre han sido asociados al Sol. 

El Solsticio de Invierno se da cuando el Sol recorre el Trópico de Capricornio e indica la noche más larga y el día más corto del año. El Solsticio de Invierno simboliza el día más oscuro del año y al mismo tiempo el día en que el Sol nace. El Solsticio de Invierno simboliza la muerte y la resurrección del Sol y la muerte y resurrección de los Hombres Solares. No obstante, tradicionalmente en el Solsticio de Invierno se celebra el nacimiento del Sol y del Cristo. 

En el Solsticio de Invierno, que se da entre el 21 y 22 de Diciembre de cada año se dice que el Sol muere, desaparece, entra en los reinos oscuros del firmamento Sur y deja frío al mundo; pero después de tres días de ausencia, durante la cual toda la naturaleza llora, cuando la Virgen Inmaculada Celestial se halla sobre el horizonte oriental en la medianoche entre el 24 y 25 de Diciembre, el Sol Niño empieza su nueva jornada desde el punto más austral en dirección al hemisferio Norte, para librar esa parte del mundo de la oscuridad y del frío, de la humedad y del hambre que serían inevitables si permaneciese siempre en la región austral. 

El Niño Solar nace de una Virgen (Signo de Virgo) que conserva su virginidad después del parto. El Niño es delgado y débil, pues viene al mundo cuando los días son más cortos y las noches más largas (en el norte del ecuador); su infancia está cercada por peligros, porque en esos tiempos el reino de las tinieblas es más fuerte que el suyo, y los astros, estrellas y luminarias infantes del cielo son degollados por el rey de la oscuridad; pero el día se va alargando conforme el Niño Sol se aproxima al equinoccio de primavera (pascua, crucifixión, viernes santo), el punto de su crucifixión, cuya fecha varía anualmente. 

El Dios Solar nacido en la aurora del 24 de diciembre es siempre crucificado en el equinoccio vernal o de primavera y da la vida para alimentar a sus adoradores. La fecha de su nacimiento es fija, mientras que la de su muerte es variable, debido a que la primera corresponde a una posición fija del Sol, en tanto la segunda es una posición variable, pues la Pascua (“de paso”) es variable y se calcula según las respectivas posiciones del Sol y de la Luna, porque esta fecha no se refiere a la historia de un hombre sino a la del Dios Solar.

Todos los pueblos de la antigüedad consideraban sagrado el 25 de diciembre. El Natalis Invicti, día del nacimiento del Sol y de Mitra, era el día en el que el Sol comenzaba a aumentar su poder para salvar de la muerte a la humanidad y a la Naturaleza; era un día santificado el 25 de diciembre, muchos siglos antes de la venida del Maestro Jesús al mundo. Fue hasta el siglo IV de la Era Cristiana, cuando los cristianos fijaron el día 24 de Diciembre como el Natalicio o la Navidad de Jesús Cristo para atraer hacia el cristianismo a los diferentes pueblos que festejaban el natalicio del Sol, así como el día domingo fue consagrado como día del Señor para no ahuyentar a los “pueblos paganos”. 

Los antiguos cristianos sabían que Jesús no nació el 25 de diciembre; entre los grupos cristianos se manejaban muchas fechas hasta que el Papa Julio I (337-352) dispuso zanjar la cuestión. San Juan Crisóstomo escribió en el año 390, bajo el Papa Silicio (384-399): “Este día 25 de diciembre acaba de ser escogido, en Roma, como el día del nacimiento de Jesús, a fin de que los paganos, ocupados con sus ceremonias (las Brumelias, en honor a Baco) dejen que los cristianos celebren sus propios ritos sin ser incomodados”. 

El Signo Zodiacal en el cual el Sol alcanza el equinoccio de primavera varía de acuerdo con la precesión de los equinoccios. En Asiria, Oannes tenía por signo al Pez y los Sumos Sacerdotes de Babilonia o Asiria tenían sus mitras en forma de pez, el cual representa la fecundidad. Mitra coincide con Tauro y Osiris era también venerado bajo la forma del toro Apis o Serapis. El Sol en Aries (carnero o cordero) es el símbolo de Astarté, de Júpiter-Ammon y de Jesús, el Cordero de Dios. El Pez se aplica igualmente a Jesús, como se puede observar en las catacumbas. Los antiguos cristianos se identificaban con un pez. La muerte y resurrección del Dios Solar en el equinoccio de primavera era tan conocida igual que su nacimiento en el solsticio de invierno. La muerte de Tammuz era llorada todos los años en Babilonia y Siria; la de Adonis en Siria y Grecia; la de Atis en Frigia; la de Mitra en Persia, y la de Baco y Dionysos en Grecia. 

Se dice que cuando murió Tammuz, Isthar lloró y no aceptó alimento alguno a causa de su profunda tristeza. Esta tristeza nos legó el ayuno que precede a la muerte del Sol en el equinoccio vernal o de primavera (la cuaresma) y esta costumbre la encontramos en México, Babilonia, Asiria, Egipto, Persia y Asia Menor. En la época de Jesús, el Cordero era el signo del equinoccio vernal, que a su paso (pascua) por el gran círculo del horizonte, “el cordero de Dios era crucificado en el espacio”. Estos relatos nunca se refirieron de modo particular a Jesús, Osiris, Krishna u otro Hombre Solar fundador de una religión, sino al Cristo Universal. El Cristo del Mito Solar era el Cristo de los Misterios y el Cristo de los Misterios es el Hombre Dios o el Dios Hombre, es el Cristo Místico, el Cristo Interno. 

En realidad, todos los Seres Solares redentores nacen de una virgen el día 25 de diciembre, porque en esa fecha, el Sol nace y comienza a salvar al mundo con su calor. Los Grandes Maestros enseñaron que en el Sol existe una fuerza espiritual y una fuerza física. La fuerza física de los rayos solares fecunda la Naturaleza tal como el Padre fecunda a la Madre, produce el crecimiento de las plantas y sustenta y conserva los reinos animal y humano. La fuerza física solar es una energía constructora y creadora, y fuente de toda fuerza física. El drama del Cristo Solar y el del Cristo Místico es el drama del hombre, pues el hombre tiene un nacimiento físico y otro místico. El nacimiento físico puede ocurrir en cualquier época, pero el nacimiento místico, por medio de la Iniciación, se simboliza en la medianoche del día 24 de diciembre, donde el Iniciado ve al Sol Espiritual en su corazón (Estrella de Belén en la casa de carne) como su Salvador Espiritual, así como el Sol físico es su salvador físico. ¡Que el Amor, la Paz y la Luz del Cristo resplandezca en sus corazones!

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