jueves, 12 de enero de 2012

Los Siete Principios Universales

Los labios de la Sabiduría permanecen cerrados, excepto para el oído capaz de comprender.

Los Principios de la verdad son siete: el que comprende esto perfectamente, posee la clave mágica ante la cual todas las puertas del Templo se abrirán de par en par.

1. Principio del Mentalismo. El Todo es Mente; el Universo es mental.

El Universo es una creación mental sostenida en la mente del Todo.

Más allá del Cosmos, del Tiempo, del Espacio, de todo cuanto se mueve y cambia, se encuentra la Realidad Substancial, la Verdad Fundamental.

Lo que constituye la Verdad Fundamental, la Realidad Substancial, está más allá de toda denominación, pero el sabio lo llama el Todo. En su esencia, el Todo es incognoscible, mas el dictamen de la razón debe ser tratado con respeto.

El Todo crea en su Mente Infinita, innumerables Universos, los que existen durante eones de tiempo, y así y todo, para Él, la creación, desarrollo, decadencia y muerte de un millón de universos no significa más que el tiempo que se emplea en un abrir y cerrar de ojos.

La mente infinita del Todo es la matriz del Cosmos. En la Mente del Padre‑Madre, los hijos están en su hogar. No hay nadie que no tenga padre y madre en el Universo.

Si bien es cierto que todo está en el Todo, no lo es menos que el Todo está en todas las cosas. El que comprende esto debidamente, ha adquirido gran conocimiento.

2. Principio de Correspondencia. Como es arriba, es abajo; como es abajo, es arriba. Como es adentro es afuera; como es afuera es adentro.

Los planos físico, mental y espiritual, así como los diferentes planos o dimensiones de manifestación son semejantes. Lo inmensamente grande es semejante a lo infinitamente pequeño.

3. Principio de Vibración. Nada está inmóvil; nada reposa; todo se mueve; todo vibra.

Para cambiar vuestro estado mental, cambiad vuestra vibración. La mente así como todos los metales y demás elementos, pueden ser transmutados, de estado en estado, de grado en grado, de condición en condición, de polo a polo, de vibración en vibración.

Para transmutar un estado de vibración no deseable, concentre su atención en el polo opuesto al que se desea suprimir. Lo no deseable se transmuta cambiando su polaridad. La verdadera transmutación es un arte mental.

4. Principio de Polaridad. Todo es dual, todo tiene dos polos; todo, su par de opuestos: los semejantes y los antagónicos son lo mismo; los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado; los extremos se tocan; todas las verdades son medias verdades, todas las paradojas pueden reconciliarse.

5. Principio del Ritmo. Todo fluye y refluye; todo tiene sus períodos de avance y retroceso, todo asciende y desciende; todo se mueve como un péndulo; la oscilación pendular se manifiesta en todas las cosas; la medida de su movimiento hacia la derecha es la misma que el de la oscilación hacia la izquierda; el ritmo es la compensación. El ritmo puede neutralizarse mediante el arte de la polarización.

6. Principio de Causa y Efecto. Toda causa tiene su efecto; todo efecto tiene su causa; todo sucede de acuerdo a la ley; la suerte, el azar, el acaso, no son más que nombre que se le da a la ley no reconocida; hay muchos planos de causalidad, pero ninguno escapa a la Ley de Causa y Efecto.

7. Principio de Generación. El género está en todo, todo tiene su principio masculino y femenino; el género se manifiesta en todos los planos.

El sabio a medias piensa que puede desafiar las Leyes del Universo, pero su imprudencia lo puede llevar a su autodestrucción. El verdadero sabio conociendo la naturaleza del Universo, emplea la Ley contra las leyes, las superiores contra las inferiores; el sabio sirve en lo superior, pero rige en lo inferior, obedece las Leyes Superiores pero ordena en su plano y en los planos inferiores. El sabio se sumerge en la Ley, y semejantemente al buen nadador, va de aquí para allá con su propia voluntad, en vez de dejarse arrastrar como el madero que flota en la corriente. Sin embargo el nadador, el sabio y el ignorante, están todos sujetos a la Ley. Aquél que comprenda esto va en buen camino a la Maestría. La Maestría consiste en el sabio empleo de las Fuerzas Superiores contra las inferiores. La transmutación es el arma del Maestro.

La posesión del conocimiento, si no va acompañada por una manifestación y expresión en la práctica y en la obra, es lo mismo que el enterrar metales preciosos: una cosa vana e inútil. El conocimiento, lo mismo que la fortuna, deben emplearse. La Ley del Uso es universal. ¡El Creador Supremo Dios los Ilumine, los Guíe y Proteja!

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