sábado, 16 de julio de 2016

Ley del Perdón

Existe un principio universal que dice: “El amor todo lo salva”. Ninguna creación del Dios Amor de todas las religiones está destinada al castigo, la enfermedad, la muerte o accidente. Sólo el ser humano en su ignorancia ha creado el caos, la desarmonía y el sufrimiento en este mundo. En la mente de Dios estamos destinados a ser luz entre las estrellas. El Plan Divino para todos es lograr la realización de nuestra naturaleza espiritual y aprender a usar conscientemente la energía a través del dominio de nuestras facultades creadoras. Si queremos una verdadera superación personal o espiritual es necesario perdonarnos a sí mismos y a los demás, porque nadie puede perdonar a un semejante si no se ha perdonado antes a sí mismo.

El perdón es un acto de amor que rompe las cadenas que nos atan y que creamos en el pasado por los resentimientos, remordimientos, sentimientos de inferioridad, culpas, críticas y otros, y que hemos acumulado a través de nuestra vida presente y vidas pasadas. El perdón corta la atadura del resentimiento de quien hizo el daño como el rencor de quien lo recibió.

Cuando nos perdonamos nos estamos amando a sí mismos. El perdón es el poder curativo del amor. Hay que perdonarnos por haber aceptado ofensas, molestias, enfermedades, castigos, golpes, insultos y sufrimientos. Perdonar es eliminar toda la sensación de amargura, de rencor o de venganza y dejar de pensar en la forma que más nos lastima. Es importante darnos cuenta que el castigo divino no existe porque Dios es Amor y Misericordia, el ser humano debe comprender que hay Leyes que rigen la Creación y la Vida, y debe aprender a vivir en armonía con ellas. Dios no juzga a nadie, las personas por sus creencias son las que se juzgan a sí mismas y son las que deben perdonarse a sí mismas para poder perdonar a sus semejantes.

En cada latido del corazón todos los seres humanos recibimos la Energía Divina de la Vida en su estado de pureza y perfección, y de acuerdo a lo que pensamos, sentimos y hablamos le imprimimos una cualificación, desafortunadamente si a la Energía Divina le imprimimos una cualificación negativa, por Ley de Atracción y por Ley de Causa y Efecto atraeremos a nuestra vida la cualidad que le hayamos impreso.

Cuando comprendemos que la energía que generamos se nos regresa encontramos muy buenas razones para perdonar: vamos a perdonar por beneficio propio, porque se me regresa, porque necesito cambiar mi vida, porque debo armonizarme a mí mismo, porque merezco liberarme de toda culpa, porque necesito rodearme de energía positiva, porque ya no puedo dañarme a mí mismo y porque los demás seres humanos son también Creación Divina.

Perdonar a un delincuente no significa estar de acuerdo con él, sino que lo hacemos por compasión. Por supuesto, no debemos permitir imposiciones o malos tratos, debemos librar nuestras propias batallas con Amor, Sabiduría, Justicia y buena Voluntad. Acostumbremos mirar a las personas al entrecejo y decirles mentalmente: “Yo te amo, Yo te bendigo, Yo te perdono”.

Hacer un llamado a la Ley del Perdón es cumplir con el Edicto Divino por medio del cual un individuo puede obtener la remisión de sus propias transgresiones personales a la Ley de la Vida. La aplicación de la Ley del Perdón purifica el alma de todos los errores como preparación para su completa unión a Dios, Yo Soy.

La Era de Acuario es una Era de Luz, es la Era de la Libertad, la Era del Séptimo Rayo y hoy podemos invocar a la Ley del Perdón por los errores cometidos en nuestra vida presente y vidas pasadas. Todo lo que vivimos es producto de nuestra forma de pensar, de sentir, de hablar y de actuar. En vez de quejarnos de las cosas que experimentamos en el día a día, recordemos que estamos viviendo los efectos de las causas que creamos en el pasado; la Ley de Causa y Efecto tiene como propósito enseñarnos lo que debemos aprender en la escuela de la vida y así poder evolucionar, avanzar, superarnos, progresar.

Si invocamos la Ley del Perdón podemos consumir todas las creaciones negativas del pasado con la Llama Violeta. La Llama Violeta es la Llama de la Misericordia y la Compasión, la Purificación y la Transmutación y con ella podemos transmutar todos los errores pasados y presentes que muchas personas entienden como Karma o pecado. La Llama Violeta es la Llama de Acuario. El uso de la Llama Violeta disuelve y transmuta la energía mal cualificada y cuando su uso es acompañado con el verdadero deseo de perdonar actúa como por arte de magia. La Llama Violeta es una actividad del Amor. La Llama Violeta es la Presencia de Dios Purificando.

Cada vez que nos damos cuenta de un error debemos invocar la Ley del Perdón y pedir Fuerza y Sabiduría para no repetir el error una segunda vez. Dios, todo Amor, tiene una infinita paciencia y no le importa el número de nuestros errores. Si Dios en su infinito poder no nos condena ni culpa, ¿qué trae dolor y aflicción a nuestras vidas? Si aún desobedientes somos perdonados por el Padre, ¿qué nos atribuye la decisión de perdonar o no a un hermano? Recordemos que seremos perdonados así como perdonemos.

Todos sin excepción hemos cometido errores, por esta razón se debe invocar la Ley del Perdón, ya que si se está sintiendo crítica, condenación u odio jamás podremos prosperar. Aquel dicho antiguo: A menos que tu perdones, ¿cómo esperas ser perdonado?, es una de las leyes más incomprendidas. Ponte con determinación a ordenar tu casa. Si fueras a hospedar un huésped distinguido, sin duda pasarías días trabajando con ahínco, puliendo y preparando todo para recibirlo. ¡Cuánto más importante es el preparar sus consciencias y corazones para que la Presencia de Dios Yo Soy pueda manifestarse plenamente, haciendo resplandecer el Fuego Sagrado Violeta purificando conciencias y corazones!

Cuando trabajamos con la Ley del Perdón primero debemos invocar a la Presencia de Dios Yo Soy, y luego a uno o más de los Seres de Luz del Séptimo Rayo, el cual es el Rayo de la Misericordia y del Perdón, y pedir la transmutación de todos los errores conocidos o desconocidos hacia la Perfección Divina.

Estos son algunos decretos de la Ley del Perdón y la Llama Violeta que podemos hacer para obtener nuestra libertad y felicidad:

"Yo Soy la Ley del Perdón y la Llama Violeta Transmutadora en acción en mi ahora. Gracias Padre porque ya está hecho.”

“Yo Soy la Ley del Perdón y la Llama Violeta Transmutadora de todos mis errores pasados y presentes, su causa y su efecto. Gracias Padre porque ya está hecho.”

“Yo soy la Ley del Perdón y la Llama Violenta Trasmutadora de toda acción no armoniosa y toda creación humana, desde ahora hacia atrás al momento de mi individualización. Gracias Padre porque ya está hecho.”

“Yo Soy la Presencia de Dios, que mantiene el Fuego Violeta, ardiendo en todo mi Ser y en todo mi mundo y me mantiene sellado en un Pilar de Fuego Violeta, que transmuta al instante toda creación humana, en mí y alrededor mío. Gracias Padre porque ya está hecho.”

¡¡¡Que la Presencia de Dios te Ilumine, te Guie y te Proteja!!!

martes, 12 de julio de 2016

¿Qué es Kabbalah?

La Kabbalah (kabala, Kabalah, kabbalah, Cabala, Cabbala, Cabbalah, Qabbalah) es el conocimiento místico, esotérico y metafísico del pueblo hebreo, pero en la actualidad, en la Nueva Era de Luz, en la Era de la Ciencia y la Tecnología, en la Era del Saber y del Ser, la Kabbalah la podemos comprender como un sistema de conocimiento preciso y exacto que nos enseña el lugar que ocupamos en la Creación, nuestra naturaleza multidimensional y el camino que debemos seguir para superarnos en la vida y reintegrarnos al Creador, Ain Soph, Dios, la Fuente, Aquello.

La palabra Kabbalah viene del verbo hebreo “qabbel” y significa en sí misma “recibir” o “revelación”. De acuerdo a la sabiduría de la Kabbalah la realidad consiste en la existencia latente de dos fuerzas o cualidades: el deseo ardiente del hombre de recibir los secretos de la Divinidad y el deseo del Creador de entregarle al hombre la Sabiduría.

El origen de la Kabbalah se pierde en la noche de los tiempos y se afirma que fue revelada por Metatron o Enoch a Adan, Noé, Abraham y Moisés, y éstos, como en todas las tradiciones, la transmitieron oralmente a sus descendientes de generación en generación, llegando a significar la palabra Kabbalah, tradición.

Moisés, el Gran Vidente del Sinaí e iniciado en los misterios egipcios, escribió el Pentateuco. Entre la diversidad de la literatura kabbalistica, el Sepher Yetzirah o Libro de la Formación explica la creación de todos los seres y de todas las cosas, y trata de los 32 caminos de la sabiduría y de las 50 puertas de la inteligencia. El Sepher Ha-Zohar o Libro de los Esplendores, describe el “Carro Celeste” o Merkabah y trata de “Las Diez Sephiroth” y sus atributos, de los cuatro mundos, del bien y del mal, del alma humana y de la salvación final, etc. El “Libro de la Revelación” es un  libro kabbalistico.
                                                                         
La Kabbalah estudia la naturaleza y los atributos del Creador; estudia la creación, el desarrollo y la evolución del Hombre y del Universo. Para la Kabbalah, el Absoluto Manifestado, Ain Soph, en su esencia es incognoscible pero se le puede conocer a través de sus Emanaciones o Sephiroth. El estudio de la Kabbalah se centra básicamente en el estudio del Árbol de la Vida. La Kabbalah nos revela la Sabiduría Universal y las llaves para comprender los principios, los secretos y misterios del Universo, del Hombre y del Creador.

El conocimiento metafísico de la Kabbalah nos responde por qué vivimos, quiénes somos, de dónde vinimos, hacia dónde vamos, cuál es el propósito de la vida y hacia donde nos dirigimos después de la muerte. La Enseñanza de la Kabbalah nos permite conocer y comprender el mundo espiritual o planos superiores de consciencia y desarrollar la intuición o sexto sentido para entrar en nuestro universo interior y recibir la Sabiduría Divina.

La Kabbalah nos enseña que el hombre, creado a la imagen y semejanza del Creador, es un espíritu encarnado tomando una experiencia humana; el caos, sufrimiento y dolor en que vive en este momento es consecuencia de la ignorancia de sí mismo, ignorancia de su realidad espiritual multidimensional y de las Leyes que rigen la Vida y el Universo. Cuando el hombre acepte que tiene la Presencia de Dios en su interior, cuando el hombre acepte que Dios vive y palpita en su corazón, cuando el hombre acepte que Dios vive en él y que él vive dentro del Creador, en ese momento logrará la revelación plena y total de la Sabiduría Divina. ¡El Creador Supremo Dios los Guíe, los Proteja y les de la Revelación!