jueves, 18 de marzo de 2021

La Ley del Amor

Apreciados Estudiantes de la Luz, con frecuencia, el ser humano confunde el amor con el afecto y la atracción por el sexo opuesto; ciertamente ahí está la presencia del amor y el afecto y la atracción física, la afinidad, la resonancia, el deseo y la intención, el perdón y la transmutación, la salud, la armonía, el equilibrio, el orden, la paz y otros son actividades del amor.

El Amor es la Ley Suprema que sustenta la Creación, y todas las leyes obedecen y son trascendidas por la Ley del Amor. Toda la Creación vive y actúa de acuerdo con la Ley del Amor. El Amor es la Fuerza que da cohesión y equilibrio al Universo, el Amor es la Fuerza que da forma a los seres vivos, a las cosas, a los planetas, Soles, Universos y es la Fuerza de Gravedad que mantiene en armonía a los planetas y a las estrellas en sus esferas de radiación. El Amor es la Fuerza de cohesión que une a Universos, Soles, Planetas y hombres. Todos somos Hijos del Amor, existimos por el Amor y volvemos a la Fuente por el Amor. Todo el Universo, toda la Naturaleza, toda Energía y Sustancia obedecen a la Ley del Amor. 

El Amor emana del Creador Supremo y es para Él su Voluntad. El Amor es la Energía Pura, Ilimitada, Omnipotente, Omnipresente, Omniabarcante con la que el Universo y todos los seres fuimos creados. El Amor es una emanación natural del Espíritu, Yo Soy la Mágica Presencia. El Amor es la Fuerza más preciada que el hombre recibió del Creador. El Amor es la Energía más poderosa del Universo que siempre regresa multiplicada, aquieta la mente y los sentidos, supera las creencias y programaciones, activa la intuición y facultades superiores, nos armoniza y conecta con nosotros mismos y los demás, con la Naturaleza, la Energía Cósmica, la Conciencia del Universo, el Creador Supremo, el Alma y el Ser, Yo Soy. 

El Amor es la causa y la razón de la vida, su alegría y su belleza. El Amor es la ciencia de las ciencias, la ciencia del Espíritu. El Amor es la sabiduría puesta en acción. El Amor es la luz de todas las religiones. El amor es el más grande de los mandamientos. El amor es la Fuerza Suprema que elimina rencores, injusticias, sufrimientos. El Amor salva todos los abismos. El Amor es el cumplimiento de la Ley de la Vida y es el único camino para volver al Padre, Dios, el Creador Supremo, la Fuente, el Todo, el Absoluto, la Mágica Presencia de Dios Yo Soy. 

Todo el Universo obedece al mandato del Amor, todo deseo se manifiesta cuando se ordena con Amor. El Suministro Universal Onmipresente es obediente al mandato del Amor. La Verdad de la Vida es que no puedes desear algo que no pueda manifestarse en alguna parte del Universo. Cuanto más intenso sea el sentimiento dentro del deseo, tanto más rápido se logrará. El deseo intenso de lograr algo constructivo es el Poder de Dios que libera la energía necesaria para manifestar el objeto del deseo. No obstante, si deseas algo que dañe a otro Hijo de Dios tendrás discordia y fracaso en tu vida. 

Es importante darnos cuenta que la intención de Dios para cada uno de sus Hijos es la abundancia de toda cosa buena y perfecta. Él creó la perfección e dotó a sus Hijos con el mismo Poder de crear y mantener la Perfección, y expresar el Dominio de Dios sobre todo lo que hay en la Tierra. La humanidad fue creada a Imagen y Semejanza del Padre y la única razón por la cual no manifiesta su Dominio es porque no usa su Autoridad Divina, con la cual cada individuo está dotado y con la que debe gobernar su mundo. Así, los seres humanos no están cumpliendo con la Ley del Amor al no derramar Paz y Bendición a toda la Creación. 

Esta falta de Autoridad y Dominio se produce porque las personas no se reconocen y aceptan como Espíritus encarnados viviendo una experiencia humana en un Cuerpo Físico que es el Templo del más Alto Dios Viviente, lo cual deben reconocer y aceptar siempre. La humanidad vivirá en este estado de conciencia hasta que acepte a Dios en su corazón como el Dueño, el Dador y el Hacedor de todo Bien que alguna vez ha entrado en su vida y mundo. La personalidad tiene que reconocer completamente que no tiene nada propio, pues hasta la Energía con la cual uno reconoce al Gran Dios Interno es irradiada dentro de la personalidad por el Gran Ser Divino. 

El Amor y la Alabanza del Gran Ser Interno y la atención enfocada y sostenida en la Verdad, Salud, Paz, Suministro, Liberación o cualquier otra cosa que puedas desear para un uso correcto, si es persistentemente sostenida en tu pensamiento y sentimiento conscientes lo traerás a tu mundo para tu uso de manera tan segura como que hay una Gran Ley Atracción Magnética en el Universo. 

La Eterna Ley de la Vida es: “lo que piensas y sientes lo traes a la forma; donde está tu atención allí está tu consciencia; donde está tu consciencia allí estás tú porque tú eres una consciencia; y aquello sobre lo cual medites en eso te convertirás”. 

Mientras el ser humano genere y albergue pensamientos y sentimiento de crítica, condenación, miedo, dudas, resentimiento, envidia, odio y otros, con toda seguridad atraerá discordia, fracaso y desastre en su mente, cuerpo y mundo. Los pensamientos y sentimientos discordantes son los que producen las condiciones de vejez, falta de memoria y todas las demás fallas en el mundo de la experiencia humana. 

Cualquier discordia en los sentimientos transgrede la Ley del Amor, que es la Ley del Equilibrio, Armonía y Perfección. El mayor crimen en el Universo contra la Ley del Amor es la emisión casi incesante que hace la humanidad de toda clase de sentimientos irritantes y destructivos. Algún día la humanidad se dará cuenta que las fuerzas destructivas que se manifiestan en la Tierra, generadas por los pensamientos y sentimientos humanos, han entrado en los asuntos de los individuos o naciones solamente por falta de control en sus sentimientos y emociones. 

Darle expresión a los pensamientos y sentimientos discordantes es el camino de menor resistencia y es la actividad habitual del individuo que se niega a comprender la Ley de su propio Ser y llevar al ser personal a obedecer dicha Ley. Quién no quiera controlar sus pensamientos y sentimientos tiene las puertas de su conciencia abiertas de par en par a las actividades desintegradoras emitidas por las mentes, sentimientos y emociones de otros. 

El individuo tiene que hacer un esfuerzo consciente para trascender estas limitaciones, y nadie puede quitar de su vida y mundo la miseria, discordia y destrucción en tanto no controle sus propios pensamientos y sentimientos. Al principio esta disciplina requiere de un esfuerzo determinado y continuo, pero no importa cuánto esfuerzo sea necesario para controlar estas dos actividades, vale la pena todo el tiempo, energía y esfuerzo, ya que sin esto no se puede tener un dominio real y permanente de la vida y mundo. 

Todos tenemos la la Llama de la Vida, la Llama de Dios en nuestro corazón, y ese Ser Divino tiene el Dominio donde quiera que vayamos en el Universo. Si por tu propia inercia mental no haces el esfuerzo necesario para reordenar tus viejos hábitos de mente y cuerpo, andarás atado por las cadenas de tu propia forja; pero si escoges conocer al Dios dentro de ti y te atreves a darle todo el control de tus actividades externas, recuperarás el Dominio sobre toda sustancia, el cual te ha pertenecido desde el principio de los tiempos.

Sin embargo, el ser humano, viviendo en el engaño de los sentidos, le da poca atención y aún menos adoración a su Fuente, la Suprema, Magna, Esplendorosa, Majestuosa e Infinita Causa de todo lo que existe, el Creador y Sostenedor de todos los mundos. El ser humano agradece por los favores materiales recibidos, los cuales son tan efímeros, pero se olvida de agradecer a la Gran Presencia Gloriosa Yo Soy, la Vida misma por la cual existe que es todo Amor, todo Inteligencia y todo Poder. La Vida que el ser humano disfruta en todo momento puede considerarla como propia, pero siempre ha pertenecido, pertenece ahora y siempre pertenecerá a la Gran Fuente Una de la Vida, la Luz, el Amor y Todo Bien, Dios, el Supremo, el Adorable, el Omipenetrante. 

A causa del mal uso que el ser humano le da a la Energía de Vida que el Omnipresente Uno derrama sobre él de manera constante, pura, perfecta e incontaminada, ha creado condiciones tan destructivas y dolorosas que al no poder soportarlas, ya sea por desesperación, agonía o rebelión acude a Dios para que lo libere de tal miseria. Esta es la ofrenda que le presenta al Dador de Todo Bien a cambio de la Incesante Perfección que continuamente otorga en Amor Supremo. Lo único que el Gran Ser exige para darlo todo es que se le use correctamente para bendecir al resto de la Creación con júbilo infinito, actividad armoniosa y Perfección. 

Es el ser personal el que ha creado la miseria en la Tierra, pues cada ser humano con su libre albedrío a través de sus pensamientos y sentimientos han traído a la existencia la discordia, la miseria y el caos que hay en la Tierra, produciendo disonancia en la Música de las Esferas, ya que todo lo demás vive y actúa de acuerdo con la Ley del Amor, de Vida, de Armonía y de Luz, fusionado con el Todo Amoroso, el Cuerpo del Ser Infinito. 

Todos los Ámbitos de Vida y Luz se mueven y crean de acuerdo al principio fundamental del Amor sobre el cual descansa la Perfección. Si no fuera por los Grandes Maestros Ascendidos de Luz, hace tiempo que la humanidad se hubiera destruido a sí misma. Las trascendentales y magníficas actividades de Amor y Luz son las condiciones naturales en que Dios creó y espera que sus Hijos manifiesten obedeciendo a su comando de Amar. Los Maestros Ascendidos afirman que en ciclos anteriores los Hijos de la Tierra expresaron esta Perfección manifestando una Edad Dorada donde la humanidad vivía en estado similar al de los Maestros Ascendidos. Las condiciones de miseria que se dieron desde entonces se produjeron porque la humanidad escogió quitar la atención a su Fuente, el Amor, como el plan mediante el cual vivir la vida. 

Cuando los hijos de la Tierra se apartan del Amor, están escogiendo deliberada y conscientemente la experiencia del caos. Quienquiera que trate de existir sin Amor no puede sobrevivir por mucho tiempo en ninguna parte de la Creación, pues sus esfuerzos redundarán en fracaso, miseria y disolución. Todo aquello que carezca de Amor tiene que regresar al caos, para que la sustancia vuelva a ser utilizada para crear una forma nueva y perfecta en combinación con el Amor. Esta Ley se aplica tanto a la Vida Universal como a la individual, es Inmutable, Irrevocable, Eterna y, no obstante, Benévola, ya que la creación de la forma existe para que Dios tenga algo sobre lo cual verter Amor y, así, expresarse en acción. Esta es la Ley de la Magna Presencia Una de la cual todo lo demás procede, es el Mandato de la Eternidad. 

Sin embargo, en la ignorancia de los sentidos, de los apetitos humanos y los deseos del ser externo, el ser humano provoca el tener que encarnar una y otra vez. Estos apetitos sensoriales son meras acumulaciones de energía, que el individuo, a través de sus pensamientos y sentimientos repetitivos, ha calificado adquiriendo éstos un momentum o ganado vitalidad hasta convertirse en un hábito. Los apetitos sensoriales de vidas anteriores se convierten en los hábitos de las vidas sucesivas, manteniendo a las personas atadas a la discordia, la carencia y la necesidad, llevándola por un laberinto de problemas y experiencias de su propia creación, forzándola a comprender y a obedecer la Ley de la Vida, la Ley del Amor que es la Ley del Uno. La obediencia a la Ley del Amor comienza con un sentimiento de paz y armonía en los sentimientos, cuyo centro está en el corazón. 

El Amor no es una actividad mental, sino la Esencia Pura y Luminosa que crea la mente. Esta Esencia de la Gran Llama Divina fluye a la sustancia y se derrama como Perfección en la forma y la acción. El Amor es Perfección Manifiesta y sólo puede expresar paz y felicidad a toda la Creación. Esta Perfección Manifiesta no pide nada para sí porque es eternamente Auto-Creada, al ser el Palpitar del Corazón del Ser Supremo. El Amor lo tiene todo y sólo se ocupa de poner en movimiento el Plan de Perfección en todo, provocando un derrame constante de Sí Mismo y así mantiene su equilibrio. El Amor es la base de la Armonía y el uso correcto de toda la Energía Vital. En la experiencia humana esto se convierte en un deseo de dar Paz y Armonía al resto de la Creación. (Nota: Artículo en desarrollo con base en las Enseñanzas de los Maestros Ascendidos) ¡El Creador Supremo Dios los Ilumine, los Guíe y los Proteja!

jueves, 11 de marzo de 2021

Las Leyes Superiores de la Vida

Apreciado Estudiante de la Luz, sabemos que la mayoría de las situaciones que generan caos, desarmonía, enfermedad, limitación, fracaso y sufrimiento en la vida y mundo de las personas tienen como causa sus pensamientos, sentimientos, emociones, palabras y acciones discordantes. 

La Eterna Ley de la Vida es: Lo que tú piensas y sientes lo traes a la forma; donde está tu pensamiento allí está tu consciencia; donde está tu consciencia allí estás tú, porque tú eres tu consciencia. 

Mientras el ser humano genere y albergue pensamientos y sentimiento de crítica, condenación, miedo, dudas, resentimiento, envidia, odio y otros, con toda seguridad tendrá discordia, fracaso y desastre en su mente, cuerpo y mundo. Mientras el ser humano siga poniendo su atención en pensamientos y sentimientos negativos estará atrayéndolos a su vida. 

Sin embargo, los pensamientos no pueden convertirse en cosas hasta que son revestidos con el sentimiento. La actividad sentimental de la Vida es el punto menos protegido de la conciencia humana, y es la energía acumulada mediante la cual los pensamientos se convierten en cosas. Por eso es muy importante vigilar los sentimientos, a que el control de los sentimientos como las emociones juega el papel más importante en la Vida para mantener el equilibrio de la mente, la salud del cuerpo, y el éxito y los logros en los asuntos y mundo del ser personal de cada individuo. 

Cualquier discordia en los sentimientos rompe la Ley del Amor, que es la Ley del Equilibrio, la Armonía y la Perfección. El mayor crimen en el Universo contra la Ley del Amor es la emisión casi incesante que hace la humanidad de toda clase de sentimientos irritantes y destructivos. 

Algún día la humanidad se dará cuenta que las fuerzas destructivas que se manifiestan en la Tierra, generadas por los pensamientos y sentimientos humanos, han entrado en los asuntos de los individuos o naciones solamente por falta de control en sus sentimientos y emociones. 

Así como el ruido de una explosión causa un choque al sistema nervioso, generando una sensación de temblor en la estructura celular del cuerpo, de la misma forma los sentimientos de irritación estremecen, perturban y desarreglan la sustancia más sutil de la estructura atómica de la mente, cuerpo y mundo de la persona que los envía. El sentimiento discordante es lo que produce las condiciones que llamamos desintegración, vejez, falta de memoria y todas las demás fallas en el mundo de la experiencia humana. 

Darle expresión a los pensamientos y sentimientos discordantes es el camino de menor resistencia y es la actividad habitual del individuo sin desarrollo que se niega a comprender la Ley de su propio Ser y llevar al ser personal a obedecer dicha Ley. Aquel que no quiera controlar sus pensamientos y sentimientos está en mal camino, ya que las puertas de su conciencia están abiertas de par en par a las actividades desintegradoras emitidas por las mentes, sentimientos y emociones de otros. 

El individuo tiene que hacer un esfuerzo consciente para trascender estas limitaciones, y nadie puede quitar de su vida y mundo la miseria, discordia y destrucción en tanto no controle sus propios pensamientos y sentimientos. Al principio esta disciplina requiere de un esfuerzo determinado y continuo, pero no importa cuánto esfuerzo sea necesario para controlar estas dos actividades, vale la pena todo el tiempo, energía y esfuerzo, ya que sin esto no se puede tener un dominio real y permanente de la vida y mundo. 

Es importante comprender que la intención de Dios para con sus Hijos es la abundancia de toda cosa buena y perfecta. Él creó la Perfección y dotó a sus Hijos con ese mismo Poder para crear y mantener la Perfección y expresar el Dominio Divino. La humanidad fue creada a Imagen y Semejanza de Dios, la única razón por la que no manifiestan su Autoridad Divina es porque no se reconocen y aceptan como Hijos de Dios, Seres Espirituales viviendo una experiencia humana en un cuerpo físico que es el Templo de Dios. 

La humanidad continuará en este estado de conciencia hasta que acepte a Dios en su corazón como el Dueño, el Dador y el Hacedor de todo el Bien que puede entrar en su vida y mundo. El ser personal tiene que reconocer completamente que la conciencia humana no tiene nada propio, pues hasta la energía por la cual uno reconoce al Gran Dios Interno, la Mágica Presencia Yo Soy, es irradiada al ser personal por el Gran Ser Divino. 

El Amor al Gran Ser Interno y la atención mantenida en la Verdad, Salud, Libertad, Paz, Suministro o cualquier otra cosa que puedas desear para un uso correcto, lo traerás a tu mundo si lo mantienes persistentemente en tu pensamiento y sentimiento conscientes, tan seguro como que existe la Gran Ley de Atracción Magnética en el Universo. La Verdad de la Vida es que no puedes desear algo que no pueda manifestarse en algún lugar del Universo. Cuanto más intenso sea el sentimiento dentro del deseo, tanto más rápido se logrará. 

El primer paso para controlarte a ti mismo es el aquietamiento de toda actividad externa, tanto de la mente como del cuerpo. El segundo paso es imaginar sentir el cuerpo envuelto en una esplendorosa luz blanca. El tercer paso es reconocer: Yo acepto gozosamente ahora la plenitud de la Magna Presencia de Dios, el Cristo Puro. Luego, cierra la meditación decretando: Yo Soy un Hijo de la Luz, Yo amo a la Luz, Yo le sirvo a la Luz, Yo vivo en la Luz, Yo Soy protegido, iluminado, suministrado y sostenido por la Luz, y Yo bendigo la Luz. 

La Luz es la manera que Dios tiene de crear y mantener el Orden, la Paz y la Perfección en toda su Creación. Todo ser humano puede tener todo el tiempo que requiera para hacer esto cuando su deseo sea lo suficientemente intenso. La intensidad del deseo en sí reordenará el mundo, condiciones y cosas de las personas para utilizarlo en la escalada hacia la cima. No hay persona en el mundo que esté exenta de esta Ley, ya que el deseo intenso de hacer algo constructivo es el Poder de Dios que libera la energía necesaria para crear y expresar el objeto del deseo. Todo el mundo tiene el mismo privilegio supremo de hacer contacto con la Todopoderosa Presencia de Dios, y Ésta es el único Poder que siempre ha elevado, que eleva y que elevará al ser humano y su mundo por encima de la discordia y la limitación. 

La condición desafortunada en la conciencia humana que mantiene a la gente en su limitación auto-creada es su actitud mental, que teme o ridiculiza lo que no entiende. Todos y cada uno de los individuos tiene la Llama Divina de la Vida dentro de sí, y ese Ser Divino en ti tiene el Dominio donde quiera que te muevas en el Universo. Si por tu propia inercia mental no ejerces el necesario esfuerzo para reordenar tus viejos hábitos de mente y cuerpo, andarás atado por las cadenas de tu propia forja; pero si escoges conocer al Dios dentro de ti y te atreves a darle todo el control de tus actividades externas, recuperarás el conocimiento de tu Dominio sobre toda sustancia, Dominio que te ha pertenecido desde el principio de los tiempos. 

La Ley de Reencarnación es la actividad del crecimiento humano que le brinda al individuo la oportunidad de reestablecer un equilibrio en condiciones que él mismo causó conscientemente que se desequilibraran. No es más que una de las actividades de la Ley de Compensación, Causa y Efecto, o lo que podría denominarse un proceso de equilibrio automático que gobierna todas las Fuerzas en todas partes del Universo. Todo está sometido a la Ley perfecta, directa y exacta. 

Sólo hay una manera de evitar la rueda cósmica de Causa y Efecto, la necesidad de reencarnar, y es mediante el esfuerzo consciente por comprender la Ley de la Vida. Tienes que buscar diligentemente el Dios Interno, establecer un contacto permanente y consciente con ese Ser Interno, y aferrarte firmemente a Él ante la condición que sea en la vida externa. 

No hay Maestría ni Dominio Consciente en las prácticas hipnóticas o de trance y son de los más peligroso y destructivo para el crecimiento del alma de la persona que permite tal práctica. Comprende a cabalidad que el Control Consciente, la Maestría y el uso de las Fuerzas y cosas terrenas deben estar en todo momento bajo la dirección de tu Ser Interno o Divino, a través de la cooperación perfecta y obediencia de todas tus facultades externas de mente y cuerpo a dicha Guía Interna. Sin esto es imposible alcanzar la Maestría. 

Al decir verdad, los milagros no existen, ya que todo ocurre de acuerdo con la Ley; y eso que parece milagroso al concepto actual de la humanidad no es más que el resultado de aplicación de Leyes a las cuales la conciencia actual de la humanidad no está acostumbrada, por lo que le resulta extraño e insólito. Cuando se comprende correctamente la realidad de la Vida, todas esas manifestaciones que le parecen milagrosas a su conciencia actual resultan ser experiencias tan naturales y normales, como la formación de palabras le son normales a todo aquel que ha aprendido el uso del alfabeto. 

En estos momentos de crisis podemos decir a la humanidad: Despierten del engaño de los sentidos, despierten de su letargo. El ser humano le presta poca atención y aún menos adoración a su Fuente, la Suprema, Magna, Esplendorosa, Majestuosa e Infinita Causa de todo lo que existe, el Creador y Sostenedor de todos los mundos. El ser humano no le da gratitud a la Gran Presencia Gloriosa, a la Vida misma por la cual existe. El ser humano agradece por los favores materiales recibidos, los cuales son tan efímeros que pasan de uno a otro y luego desaparecen, pero se olvidan de agradecer a la Fuente de toda Vida, todo Amor, toda Inteligencia, todo Poder. La Vida que disfrutan en todo momento pueden considerarla como propia, pero siempre ha pertenecido, pertenece ahora y siempre pertenecerá a la Gran Fuente Una de la Vida, la Luz, el Amor y Todo Bien, Dios, el Supremo, el Adorable, el Omipenetrante. 

A causa del mal uso que el ser humano le da a la Energía de Vida que el Omnipresente Uno derrama sobre él de manera constante, pura, perfecta e incontaminada, ha creado condiciones tan destructivas y dolorosas que al no poder soportarlas, ya sea por desesperación, agonía o rebelión acude a Dios para que lo libere de tal miseria. Esta es la ofrenda que le presenta al Dador de Todo Bien a cambio de la Incesante Perfección que continuamente otorga en Amor Supremo. La única condición que el Gran Ser exige para darlo todo es que se le use correctamente para bendecir al resto de la Creación con júbilo infinito, actividad armoniosa y Perfección. 

Todos los Ámbitos de Vida y Luz se mueven y crean de acuerdo al principio fundamental sobre el cual descansa la Perfección. Dicho principio es el Amor. Si no fuera por los Grandes Maestros de Luz, hace tiempo que la humanidad se hubiera destruido a sí misma y al planeta sobre el cual existe. Las trascendentales y magníficas actividades de Amor y Luz son las condiciones naturales en que Dios creó y espera que sus Hijos manifiesten obedeciendo a su comando de Amor. En el Universo no existen cosas sobrenaturales, todo lo que es trascendental, bello y perfecto es algo natural y acorde con la Ley de Amor. 

Cuando los hijos de la Tierra se apartan del Amor, están escogiendo deliberada y conscientemente la experiencia del caos. Quienquiera que trate de existir sin Amor no puede sobrevivir por mucho tiempo en ninguna parte de la Creación. Tales esfuerzos solo redundarán en fracaso, miseria y disolución. Todo aquello que carezca de Amor tiene que regresar al caos, a lo amorfo, de manera que la sustancia pueda volver a ser utilizada de nuevo en combinación con el Amor y producir una forma nueva y perfecta. Esta Ley se aplica tanto a la Vida Universal como a la individual. Es Inmutable, Irrevocable, Eterna y, no obstante, Benévola, ya que la creación de la forma existe para que Dios tenga algo sobre lo cual verter Amor y, así, expresarse en acción. Esta es la Ley de la Magna Presencia Una de la cual todo lo demás procede, es el Mandato de la Eternidad, y la Inmensidad y Esplendor de esa Perfección no se puede describir en palabras. (Enseñanzas del Maestro Ascendido Saint Germain) ¡El Creador Supremo Dios los Ilumine, los Guíe y los Proteja!

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