miércoles, 11 de enero de 2017

¿Qué es Meditación?

La Meditación es la práctica por excelencia para la superación personal y espiritual. La Meditación es una práctica que nos ayuda a generar en nuestro día a día un estado de Salud, Armonía, Paz y Felicidad. La Meditación es un medio para ir de la conciencia exterior a la consciencia interior, nos conduce al conocimiento de sí mismos y a la realización interna. La Meditación es el medio para realizarnos espiritualmente.

Es necesario saber, reconocer y aceptar que no somos simples seres humanos con algo espiritual, en realidad todos somos seres espirituales viviendo una experiencia humana.  Todos somos seres únicos, valiosos, dignos, creados a la imagen y semejanza del Creador, pero psicológicamente somos lo que pensamos y sentimos ser, somos lo que meditamos, nos convertimos en lo que meditamos.

Meditar es no pensar, cuando dejamos de pensar de manera natural empezamos a sentir, sentir nuestra vida, sentir nuestra energía, sentir nuestra presencia, sentir nuestro Ser, nuestro Espíritu, nuestra Divinidad, Yo Soy. Meditar es sentir a Dios en nuestro interior. Meditar es no pensar, meditar es sentir, contemplar, Ser, Yo Soy.

La Meditación favorece el flujo natural de la Vida para llenarnos de Vitalidad, Salud, Bienestar, etc. La Meditación nos ayuda a beneficiarnos de la plenitud de nuestra propia Vida, de nuestro propio Ser, Espíritu, la Presencia de Dios dentro de nosotros. De acuerdo a Patañjali la “Meditación (dhyâna) es la continua y prolongada corriente de pensamiento dirigida a un objeto determinado hasta llegar a absorberse en él”.

El Primer paso de la Meditación es aquietar la mente y el cuerpo y la mejor manera de hacerlo es sintiendo la presencia de la Vida en el corazón. La Meditación empieza dirigiendo la atención en la llama de la Vida en el corazón. En el corazón se encuentra el Centro Emocional Superior a través del cual habla el Ser, Dios, Yo Soy por medio de la intuición.

La postura común para meditar en el occidente es sentado en un banco o en una silla con la columna recta. Sentarse con la columna recta cura el cuerpo de muchas dolencias físicas y mantiene una mente sana en un cuerpo sano. El equilibrio corporal depende de la postura del cuerpo, hay que aprender a sentarse y mantenerse erecto, el pecho, el cuello y la cabeza erguidos en línea recta. Cada vértebra debe ocupar su debido lugar, sin ninguna opresión de los nervios, ni obstaculizar su nutrición. Esta práctica equilibra el sistema simpático y parasimpático, y cuando la mente domina estos sistemas desaparece toda enfermedad.

Respirar es vivir, dijo un sabio hindú. Aprender a respirar es el objeto del Pranayama (Prana = Vida, Energía Vital) o ciencia de la respiración. Cuando respiramos aspiramos átomos afines a nuestros pensamientos y sentimientos. Para atraer Salud, Bienestar, Sabiduría, Luz, etc., debemos pensar y sentir en todo ello. El Prana, el Chi, el Ki o la Energía de la Vida constituyen la Energía Vital para lograr la armonía en el cuerpo vital. Las obstrucciones energéticas que se manifiestan en enfermedades orgánicas, nacen como consecuencia de la actividad psíquica humana. El uso consciente del Prana nos permite restablecer la salud.

Todas las cosas en el Universo poseen Prana en mayor o menor cantidad. El Prana se concentra en aquellos lugares en donde la naturaleza permanece inalterada. El Prana limpia los canales de comunicación con la Consciencia Superior y puede ser atraído, acumulado y dirigido con la mente, la imaginación y la palabra. Para atraer y acumular Prana, la inhalación, la retención y la exhalación debe ser rítmica y exacta y cada persona debe encontrar su propio ritmo en la respiración sin que produzca cansancio. La respiración es muy importante para lograr un buen estado de relajación y de quietud mental. Quien domina la respiración domina su mente y sus emociones.

Atención es abstracción de los sentidos. Atención es ver y escuchar sin pensar. Atención es igual a consciencia. Atención es no pensar. Atención es abstracción de los sentidos que, sujetos a la voluntad, permiten la concentración. La mente se alimenta de las impresiones que penetran por los cinco sentidos. Los sentidos son los informadores de la mente y de la consciencia. Para lograr la atención hay que cultivar el arte de ver y escuchar. Para lograr la atención hay que comprender los pensamientos, sentimientos y emociones. La Meditación sirve para purificar la mente de las creencias, de los falsos conceptos, de las programaciones y condicionamientos psicológicos, que también se llaman apariencia, ilusión, maya. La Meditación sirve para purificar los sentidos, la mente y el alma.

La Concentración consiste en fijar la atención en un punto, sea en el corazón, en el entrecejo, en el plexo solar, en el silencio, en la respiración, en la Llama de la Vida, en la Llama Trina u otros. En la concentración descartamos todo aquello que se interponga entre el meditador y el objeto al cual dirigimos la atención. Hay una diferencia entre concentrar la atención en un punto y estar simplemente atento, hay una diferencia entre atención y atención consciente.

Sócrates sugirió que con el “conócete a ti mismo” se obtiene la verdad. Aristóteles planteó el estudio de las cosas visibles para llegar a la verdad. La Ciencia de la Meditación usa los dos métodos y no hay divergencia entre ellos. La concentración armoniza la mente con la voluntad del Ser, Yo Soy. Cuando el meditador logra comprender las cosas externas que son apariencia, maya o ilusión ya puede dirigirse hacia su interior para conocerse a sí mismo. La antigua máxima “Hombre, conócete a ti mismo” es la clave para la realización del Ser. Lo invisible debe hacerse visible y el hombre debe reconocer la voz del Ser, de Dios, Yo Soy.

La Meditación sirve para aquietar las tormentas del ser personal, trascender las limitaciones de la mente humana y entrar en la Sabiduría del Ser, Dios, la Mente Universal, la Mente Suprema, la Consciencia Cósmica, la Consciencia del Creador.

El Segundo paso de la Meditación es visualizar y expandir la Llama de Luz del corazón, sentir el cuerpo envuelto en una Luz blanca y radiante y visualizar el Tubo de Luz de Protección. Durante cinco minutos reconocer y sentir intensamente tu conexión con tu Dios Interior, enfocando tu atención en tu corazón y visualizándolo como un Sol Dorado. Todos como Hijos de Dios tenemos la Luz de Dios en el corazón, la Llama Divina, la Llama de Dios, la Chispa Divina, la Llama Trina, la Presencia de Dios. Meditar en la Luz de Dios, sentir la Presencia de Dios es la mejor manera de obtener nuestra realización espiritual.

En el ambiente existen muchas energías de diferentes naturalezas y cualidades, y todas juntas conforman la atmósfera de energía en la que todos nos movemos. Dentro del mar de energías en que vivimos es necesario protegernos con un Tubo de Luz. El Tubo de Luz de Protección lo creamos con el poder de la imaginación y la visualización creadora, y con el poder de la palabra. El Tubo de Luz lo podemos expandir para la protección de nuestros seres queridos, amigos, la colonia donde vivimos, toda una ciudad, un país y toda la humanidad.

La imaginación es un don que todos tenemos y es la capacidad de darle forma a la substancia astral y dependiendo de la claridad de la imagen y la vivificación de la forma con la energía del corazón, el sentimiento y la emoción, subsistirá por más tiempo o bien se disipará. La palabra es el don que poseemos para darle forma y vida a la energía que proviene de nuestro interior. Cada palabra hablada lleva un cierto grado de substancia mental, emocional y vital. Las palabras son creadoras, cada palabra debe ser cuidadosamente pronunciada de tal manera que produzca exactamente las formas que deseamos construir. Es necesario darnos cuenta que como Hijos de Dios todos somos seres creadores con las energías que el mismo Universo provee. Con el propósito de protegernos de toda energía y vibración discordante, es necesario construir el Tubo de Luz de protección con el poder de la visualización creadora y la palabra.

El Tercer paso de la Meditación es sentir y reconocer la plenitud de la Luz, sentir la Presencia de la Luz e intensificarla en cada parte de nuestro cuerpo, en cada órgano vital, en cada célula, molécula y en cada átomo de nuestro cuerpo físico y de nuestros cuerpos sutiles o energéticos.

Cuando la mente se mantiene firmemente y sin desviarse sobre un objeto logra identificarse con la esencia del objeto de su Meditación. El Maestro Saint Germain dice: “Ahí donde está tu atención ahí estás tú. En lo que fijes tu atención en eso te conviertes.”

La continua y prolongada corriente de pensamiento dirigida a un objeto determinado hasta llegar a absorberse en él, es lo que se llama Contemplación (Dhyâna, Chan, etc.). La contemplación es la base del poder de la voluntad y a través de ella llegan todas las facultades del Ser, Dios, Yo Soy, como una corriente ininterrumpida para llegar al Samadhi o Éxtasis.

La Meditación o Contemplación ha conducido al Éxtasis a todos los yoguis y místicos de todos los tiempos. El Éxtasis o Samadhi es el objeto de toda Meditación. En el Samadhi la corriente se identifica con el Océano, el alma individual con el Alma Universal, y se reconoce su Unidad indivisible con todo lo que existe. No existen más ni pensador, ni pensado, ni pensamiento, porque los tres elementos se fusionan en la misma Unidad. No hay separación entre el meditador y lo meditado, el hombre se hace uno con lo que es. Quien logra abstraerse por completo del mundo externo y concentrarse en el Yo Soy se identifica y se convierte en la Única Realidad, Dios. Dios no está separado de nosotros, en Él vivimos, nos movemos y tenemos el Ser y es la esencial identidad de todos los Seres.

El Cuarto paso de la Meditación es sentir, reconocer, aceptar y decretar nuestra naturaleza espiritual: Yo Soy un Hijo de la Luz. Yo amo a la Luz. Yo vivo en la Luz. Yo Soy Protegido por la Luz. Yo Soy bendecido por la Luz. Después de sentir, reconocer, aceptar y decretar nuestra naturaleza divina, podemos seguir meditando en los diferentes aspectos, atributos, cualidades y virtudes de nuestro Ser, Dios, Yo Soy.

Debemos aprender el arte de identificarnos con Dios Yo Soy y sentir Yo Soy lo que Dios Es, Yo Soy Él, Él es Yo, Yo Soy lo que Yo Soy. Dios es la Realidad Única. Meditando nos sumergimos en el gran Océano de Dios y podemos obtener todo lo que Dios tiene guardado para nosotros. Nuestros pensamientos deber ser cálices donde Dios pueda colocar la verdad de sí mismo. El poder creativo del Universo que emana de la Fuente Suprema se le da al hombre para que aprenda a cambiar mediante la alquimia de la Meditación.

Todos somos seres creadores pero creamos solamente las cosas en las cuales concentramos la atención. La imaginación y visualización creadora es el poder creador que todos poseemos. Pedid con atención consciente y visualización contemplativa y todo os será dado. Recuerda que nos convertimos en aquello que meditamos, y dado que salimos de la Luz, la Luz es Suprema Perfección y Control de todas las cosas. La contemplación y adoración de la Luz obliga la Iluminación de la mente, Salud y Fortaleza en el cuerpo, Paz, Armonía y Éxito en todos los asuntos de la vida y Realización en todos los aspectos de nuestro Ser. ¡La Presencia de Dios los Ilumine, los Guíe y les de la Revelación!